PELICULAS RECOMENDADAS

Cloud Atlas: la continuidad de las almas

photo Laurence Gagnon

Par Laurence Gagnon

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25 agosto 2023

Imagen de la pelicula: Group TAC

Adaptación del libro de ciencia ficción del mismo nombre, la película Cloud Atlas (2012) explora las posibilidades de una realidad en la que los vínculos entre las personas trascienden el tiempo e incluso la muerte.

Con casi tres horas de duración, esta película de las hermanas Lilly y Lana Wachowski y Tom Tykwer, realiza la colosal tarea de contar, casi simultáneamente y de forma entrelazada, seis historias diferentes ambientadas en 1849, 1936, 1973, 2012, 2144 y 2321. En cada época, seguimos a un personaje central, que se verá involucrado de un modo u otro en las otras líneas argumentales, como personajes secundarios: el compositor Robert Frobisher (Ben Whishaw), central en la acción que tiene lugar en 1936, se encuentra como dependiente en 1973; Sonmi-451 (Bae Doona), una persona generada artificialmente en 2144, se convierte en la esposa de Adam Ewing (Jim Sturgess), el personaje central de la historia que tiene lugar en 1849; y así sucesivamente.

A lo largo de la película, en el entrelazamiento de estos hilos narrativos, las almas se materializan de nuevo, haciendo caso omiso de las nociones de género, etnia y orientación sexual. Y las personas vinculadas en una época se encuentran conectadas en otra por lazos afectivos que trascienden el tiempo y el espacio.

 

Luchar contra el orden establecido

 

“Para trascender una convención, todo lo que hay que hacer es concebir la posibilidad de hacerlo”, escribió Robert Frobisher a su amante, Rufus Sixsmith (James D’Arcy) en 1936. Para Frobisher, se trataba de ir más allá de los límites de la imaginación, tanto musical como socialmente. Y cada uno de los protagonistas de Cloud Atlas tiene que enfrentarse a los límites impuestos por las convenciones: en cada historia, intentan liberarse de un sistema que les oprime de una forma u otra. Lo que estos personajes tienen en común es su capacidad para comprender que están dentro de un marco, por supuesto, pero sobre todo, que este marco no es absoluto, que es posible salirse de él, o al menos cambiarlo.

Y lo que les motiva es una esperanza de cambio y la búsqueda de una verdad distinta a la convencional: el hecho de que la esclavitud es inhumana y moralmente reprobable; el hecho de que las personas merecen respeto independientemente de su orientación sexual; el hecho de que las personas mayores tienen derecho a ser dueñas de su propio destino; el hecho de que la libertad para todos es un derecho, independientemente de sus orígenes.

 

Trascender el tiempo y el espacio

 

Las batallas de los personajes se inscriben en una lógica de continuidad de las almas, un concepto similar al de la reencarnación. En el universo de Cloud Atlas, el alma no desaparece con la muerte, sino que comienza una nueva existencia en un cuerpo independiente del anterior en cuanto a raza, identidad de género y orientación sexual.

 

Mi vida va más allá de los límites de mi ser.

Robert Frobisher

 

El montaje de la película demuestra claramente esta idea de continuidad; en cada fotograma narrativo, los acontecimientos se suceden según una misma estructura o tema: si Sonmi-451 y Chang Hae-Joo luchan contra las fuerzas totalitarias en 2144, en la siguiente secuencia podríamos ver a la periodista Luisa Rey (Halle Berry) en 1973 intentando escapar de las personas que la persiguen para amordazarla. Se crean así numerosos paralelismos visuales, reforzados por líneas que repiten distintos personajes, en diferentes marcos narrativos.

La continuidad de las almas en el tiempo y el espacio suscita una reflexión sobre la muerte y lo que viene después. Los personajes comparten más o menos la idea de que morir es como atravesar una puerta abierta, sólo para encontrar una nueva detrás. Dar sentido a nuestra muerte se convierte en una forma de esperanza en un futuro mejor: “Nuestra vida no es nuestra. Desde el vientre materno hasta la tumba, estamos ligados a los demás. Ayer y hoy. Nuestros crímenes y actos de bondad conforman nuestro futuro”, dice Sonmi-451, en el mensaje que deja a las generaciones venideras.

 

Nuestros vínculos con los demás

 

Si las almas trascienden el tiempo, el espacio y la propia muerte, también lo hacen los vínculos entre los individuos. Según Sonmi-451: “Ser es ser percibido. Y sólo nos conocemos a nosotros mismos a través de los ojos de los demás”. Así pues, una parte integral de nuestra existencia reside en nuestros vínculos con el Otro. Y estos vínculos están tan intrínsecamente ligados a lo que somos que son más fuertes que la muerte; como las almas gemelas, los personajes con este tipo de conexión encuentran la esperanza en la certeza de que volverán a encontrarse en otra vida.

Cloud Atlas (titulo en latinoamérica: Cloud Atlas, la red invisible) logra con éxito su ambicioso plan de entrelazar de forma eficaz y comprensible estas diferentes historias con sus numerosos paralelismos, donde se cruzan y entrecruzan las mismas almas, encarnadas en todas sus formas por los mismos intérpretes. Algunas críticas, ya planteadas en el momento del estreno de la película, señalan la forma en que se han alterado los rasgos de ciertos actores para asemejarlos a los de personas de origen coreano en la narración que tiene lugar en Neo-Seúl en 2144.

Los antecedentes históricos de la práctica del yellowface hacen a veces incómodo el visionado de estas secuencias. Aunque entendemos que la intención está lejos de ser ofensiva, nos preguntamos si habría sido posible utilizar otros medios para indicar la continuidad de las almas a través de cuerpos de diferentes etnias.

A pesar de todo, esta película sigue siendo una proeza de narración y de utilización de los códigos cinematográficos, al tiempo que consigue resistir el paso del tiempo.

 

Nota:

 

Las citas de este texto están tomadas de los subtítulos de la película, tal y como se presentan en Netflix.

 

ACERCA DE LAURENCE GAGNON

A Laurence siempre le ha apasionado la literatura. Maestra en lengua y literatura francesas por la Universidad McGill, le interesa lo que los textos literarios pueden decir sobre el ser humano y su relación con el mundo. Curiosa por naturaleza, Laurence disfruta aprendiendo sobre diferentes culturas, su modo de ver la espiritualidad y sus relaciones con la comunidad. Sus pasatiempos van desde caminar por el bosque hasta el cine japonés, la literatura de las Primeras Naciones y la música clásica.

 

Las opiniones expresadas en los textos son de los autores. No pretenden reflejar las opiniones de la Fundación Padre-Menard. Todos los textos publicados están protegidos por derechos de autor.

 

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